ELS MICROBIOS
Es julio de 1884 y un hombre, aislado de su familia, tiene
parada su capacidad creativa ante la inacción de su, en otros momentos, divertida
musa.
Son días difíciles. El cólera morbo está atacando de nuevo y
hay una epidemia que se ha manifestado en Tolón. Lleva todo un siglo
apareciendo una y otra vez. Aunque no lo sabe, cuando ese siglo termine, la
maldita enfermedad habrá segado en España unas 800.000 vidas.
Conforme avancen los días comenzará a idear y a escribir una
obra. Antes de que, en el proceso creativo, la pieza esté concluida creemos
saber, viéndolo a través de nuestro microscopio retrospectivo, que ya tiene
clara en su mente a quién la va a dedicar.
Es un funcionario, hijo de hacendados y comerciantes de la
seda que se ha adaptado a tiempo al cambio de paradigma económico que está
sucediendo en el Reino de Valencia y su otrora poderosa industria sedera.
Es un gran hombre, aunque sólo mida 1’57 (1), pues la valía
de los hombres no se mide en centímetros, sino en hechos; y el hecho es que estamos
ante un hombre respetado a ambos lados de la cainita política española. Y eso...
eso sólo puede conseguirse cuando eres
un profesional en lo tuyo y además tienes un trato exquisito con todos, fruto
de un carácter empático. Ese respeto en lo profesional, que ya ha adquirido y
que se irá ampliando a lo largo de su ascendente y dilatada carrera como
funcionario de la Diputación de Valencia, lo tiene también en el mundo de las
letras. La obra que tiene entre manos no es la primera que lleva a cabo.
Sí, es Julio y la tradicional feria que atrae a la capital a
gentes de toda Valencia se ha suspendido. Sólo hace meses que Robert Koch ha aislado el bacilo que
causa la enfermedad (cabe decir que anteriormente lo había hecho Filippo Pacini
pero sin apenas repercusión). El camino a recorrer es largo, pero ya se ha
iniciado.
Manuel Millás Casanoves, que es nuestro hombre, tiene 39 años en ese año 1884, año que supone un nuevo impulso en su creación dramática que se había visto interrumpida hasta el punto que Constantí Llombart y Sanmartín y Aguirre le dedican, en el Melonar de Valensia (1877), estos versos:
Pero no se convirtió en humo. Salidos de su numen se
imprimieron en ese mismo año, además de la obra que nos ha llevado a escribir
estas líneas, los sainetes En lo mich del Mercat y El marqués de Miragall.
Pero si hoy me he puesto a escribir sobre Manuel Millás, a quien tenía previsto traer por primera
vez a mi blog bajo otra excusa, es por su obra Els Microbios, una obra de
circunstancias escrita a raíz de la epidemia de cólera que se nos anunciaba
pero que tendría más dramática repercusión en nuestras tierras a partir del
siguiente año en el que también se suspendió la feria de Julio.
Els Microbios. Juguete cómico en un acto y en verso.
Original de Don Manuel Millás. Valencia. Imprenta de la Casa de la
Beneficencia. 1884. Estrenado con extraordinario éxito en el Teatro Ruzafa, la
noche del 4 de octubre de 1884.
Els Microbios de Manuel Millás Casanoves. Cubierta. Biblioteca Darijo - Haila |
La dedicatoria escrita desde un corazón que sufre del mal de
ausencia de la esposa reza así:
Dedicatoria de Els Microbios. Biblioteca Darijo-Haila |
A la Sra. Doña Inés Sagreras de Millás.
Queridísima Inés: Como pasatiempo en mis ratos de ócio
durante tu breve ausencia,he escrito la presente obrita que el público ha
juzgado favorablemente colmándola de aplausos. Recibe, pues, unos y otra,
juntamente con un estrecho y cariñoso abrazo que te envía
tu Manuel.
El reparto del estreno fue el siguiente (2):
PERSONAJES ACTORES
Pepeta Sra.
Pardinillas
Nicomedes Sra.
Huertas
Prudencio Sr. Llorens
Toni Sr. Ferrando
Tomasico Sr.
Esteve (P.)
Un municipal Sr.
Rius
La acción se desarrolla en Valencia en 1884.
La lengua de Els microbios es la “lengua común”. La que
hablaban y entendían todos. Dirigida por y para los valencianos. Lengua Valenciana, sin artificios. Por ello no deja de sorprender que, en la por otro
lado, brillante e interesantísima biografía de Manuel Millás, escrita por su
deudo, el periodista Jaime Millás Covas, Escenas de un burgués en la Valencia
del Ochocientos, encontremos expresiones del tipo:
“... los patricios de la cultura valenciana, pese a que tiempo atrás habían observado con reticencias el éxito del teatro popular de Escalante por estar expresado en un idioma valenciano de frecuentes giros y manipulaciones populistas... teatro poco culto” (op. cit. pag. 72)
Porque es, cuanto menos, curioso que hable de manipulaciones
quien se ha atrevido incluso a manipular los títulos de las obras que escribió
su bisabuelo, incluida la que nos ocupa, que cambia por “microbis”, perdiendo
la pureza del lexema griego “bio”.
También encontramos inconcreciones como la que sigue, que
dada su complejidad no abordaremos ahora pues será motivo de estudio y
tratamiento en sucesivas entradas de este blog:
“y el uso de la lengua propia, llamada llemosí en aquella época” (op. cit. pag. 105)
O esta otra “perla” con una afirmación categórica a la que
ha desprovisto de todos los matices que en realidad se dieron:
“Estamos hablando de la Renaixença, apuesta cultural que favoreció la articulación social y el compromiso de estos hombres de cultura en la defensa del uso del valenciano, entendido como variante dialectal del catalán (le llamaban llemosí)” (op. cit. pag 137)
“El valenciano estaba dialectalizado y castellanizado ... Distaba mucho de ser una lengua culta” (ibid.)
Esconde Juan José Millás que el catalán no estaba codificado,
que su dialectalización era tan grande que se tuvieron que inventar lo de
“catalán oriental y occidental” y que se escribía de tantas maneras distintas
como autores lo intentaban.
El summum del disparate nos parecen las dos siguientes
afirmaciones:
“...utilizaban la lengua autóctona, llamada llemosí o valenciano para diferenciarla del tronco común filológico compartido con el catalán.”
¿De verdad nos quiere hacer creer que los escritores
valencianos denominaban a su lengua con un afán de diferenciación? Denominaban “valenciana”
a su lengua con independencia de las pretensiones políticas, todavía no muy
evidentes, del pancatalanismo. Y “llemosí”, siguiendo cierta tradición, para
referirse a un estado menos evolucionado, ideal pero falso, que remitía, a
veces, a un pasado común y aureo de las lenguas del este Español y sur de
Francia. Pero como ya he dicho mi afirmación es también una simplificación que
requerirá otros trabajos de documentación que llegarán.
Y por último, porque si no voy a hablar más de Juan José que
de Manuel:
“su fama local la había adquirido escribiendo sainetes precisamente en valenciano y apoyando unas normas lingüísticas compartidas con sus vecinos catalanes”.
A esto en mi pueblo se le llama mentir como un bellaco.
Como siempre que se trata de contrarrestar los efectos
nocivos del pancatalanismo lo primero que hay que hacer es acercarse a las
publicaciones originales. Y ni la ortografía, ni el léxico, ni la morfología
usadas por Manuel Millás son catalanas. Algunos ejemplos extraídos del texto:
abaecho, condená (no condemnada), miqueta (no “mica”) bicho
(no bestiola), cuala, chavet, chichines, chulles, chiulem (no “xiulem”),
chispes, sanc en seba (no “sang amb seba”) en Torrent (no “a Torrent”), fumeral
(no “ximeneia”), formigar, meló dAlcher (no “sindría”) coche (no “cotxte” ni
“cotxo”), rellonche (no “rellotge”), mampendre (no “emprendre”),
estes (no “aquestes”), lo que siga ya ho vorem (no “el que siga ja ho vorem”),
navaixa (no navalla), panolles (no “panotxes”), puesto (que causa urticaria al
pancatalanismo al igual que otras palabras valencianas por acabar en “o” átona)
etc.
Els microbios de Manuel Millás es un claro ejemplo de la
capacidad de las sociedades para recuperarse de las desgracias y en el caso de
la sociedad valenciana del uso del humor dentro de la cultura propia como
elemento terapeutico.
Con gran sentido del humor están retratados momentos que hoy
nos pueden resultar familiares: la cuarentena, quienes intentaban saltársela o
evadirla, las autoridades policiales ejerciendo el control y hasta la fuerza,
las medidas “higiénicas” como hervir el agua, el ácido fénico (o el fórmico)
(llamado “fúrrico” en el texto), la fumigación, el fuego, el aislamiento, la delación,
el repudio, las medidas sanitarias, las multas, el miedo, la distancia social, las
teorías ridículas, la idea de que el “miscrobio” no se eliminaba ni a
cañonazos, etc.
Los personajes históricos salen con los nombres distorsionados. José de Letamendi aparece caricaturizado como "Llepamendi". Robert Koch con el nombre arreglado a "Kok" con una "solución" fonética que evitara las posibles dudas que generaba la "ch" a final de palabra. También aparece un doctor
Frean, que hace referencia al doctor Jaime Ferrán y Clúa quien apoyado por un grupo
de médicos locales inició una campaña de vacunación en Valencia que dividió a la sociedad y
que le enfrentó con gran parte del grupo de poder médico, incluido Ramón y
Cajal. Se llegó a hacer una Real Orden en la que las condiciones que impusieron
al doctor Ferrán hicieron inviable seguir con la campaña de vacunación.
Grabado del Doctor Ferrán vacunando en Alcira. Revista La Ilustración Nacional. Año VI. 1885. Colección Ángel C. R. |
En el corazón de Valencia, en la Calle Pascual y Genís
número 23 una placa esculpida nos recuerda su figura y su gesta:
Placa al Doctor Jaime Ferrán. En la Calle Pascual y Genís nº 23 de Valencia |
"Jaime Ferrán. Insigne médico español, inventor de la vacuna contra el cólera, instaló en esta casa su laboratorio y aplicándola por primera vez en el mundo practicó más de 52.000 inoculaciones en esta región con éxito clamoroso. Le auxiliaron en aquella memorable jornada los doctores Inocente Paulí, Amalio Gimeno, Ángel Pulido, Manuel Candela , V.Peset, P.Garín, R. Pastor, V. Navarro, J.Torres Babí, J. Estruch, F. Sociats, (Alcira) y J. Clará (Castellón). Los estudiantes de medicina valencianos le dedican esta lápida bajo los auspicios de sus profesores de la Asamblea médica regional y del Excmo. Ayunt.º de esta ciudad. Marzo de 1918."
Aquella epidemia tuvo un número tan elevado de víctimas que se tuvo que recurrir al enterramiento masivo en fosas comunes.
En el cementerio de Valencia un monumento coronado por una gran cruz recuerda a los fallecidos.
Recomendamos la inciativa "Museo del Silencio" promovida por don Rafael Solaz Albert que consiste en visitas guiadas al cementerio de Valencia y que ponen en valor estas y otras historias. Puesta en valor que tiene en cuenta la poesía, la arquitectura, la historia sentimental, la oficial e incluso la más oculta de una parte del pasado de Valencia.
Esa parte tan frágil, pues tiene que ver con el inexorable olvido y el esfuerzo titánico por el recuerdo.
En esa zona se abrieron grandes zanjas y es uno de los lugares de esos enterramientos masivos que se cubrieron con cal.
Acompañan a la Cruz y a las Armas de Valencia, una placa de recuerdo y la simbología típica funeraria como puedan ser el búho, o las cifras alfa y omega, Principio y Fin.
La representación de Els Microbios hizo, en cierto modo, un camino opuesto al de la propagación del cólera, pues si este, según los estudios especializados, lo hizo del sur al norte de nuestra región, las representaciones transcendieron los teatros de la capital valenciana para encontrarlas, por ejemplo, en Gandía en Noviembre de 1884 (3) o en la ciudad de Alicante en marzo de 1885 (4), para llegar a las comarcas interiores a finales de ese año. (5)
Personalidades de la historia que sufrieron en algunos momentos la incomprensión o el ataque como Letamendi, pelado sin piedad por Pío Baroja; o Jaime Ferrán y los ataques a su vacuna.
Manuel Millás Casanoves es uno de esos valencianos que permanecen en el olvido o desconocimiento de la mayoría de sus compatriotas. Conocido sólo por quienes se dedican al estudio o a la lectura de la literatura en valenciano del siglo XIX y principios del XX. Esa literatura cuyo conocimiento ha sido hurtado a nuestro jóvenes, para quienes el sistema sólo ha reservado el adoctrinamiento en las figuras de los traidores al espíritu valenciano, esos colaboracionistas con el pancatalanismo destructor de las esencias valencianas. Pero los hechos, la vida y la obra de Manuel Millás no se doblegan fácilmente a las pretensiones e intereses del pancatalanismo.
Él no se olvidó, cuando editó Els microbios de agradecer la parte que en el éxito de la obra correspondía al elenco capitaneado por Manuel Llorens, uno de los grandes actores y directores de la escena valenciana de la época. Reproduzco la ·Advertencia" por su interés para la historia del teatro valenciano:
"De lo íntimo de mi corazón tributo las más expresivas gracias á los artistas todos que con tal acierto han desempeñado este juguete, y á quienes en gran parte se debe el lisongero éxito que ha alcanzado; y en especial á mi antiguo y querido amigo Sr. llorens, por el cariño con que lo apadrinó, apenas se lo leí, y por la manera tan acertada con que lo ha dirigido y ha desempeñado el papel de protagonista. Reciban pues, todos ellos, la espresión de gratitud de su afectísimo Manuel Millás."
La pandemia del coronavirus ha forzado el tono y carácter de esta publicación, pero, Dios mediante, volveremos a hablar de Manuel Millás, pues queda mucho que contar de su obra dramática y tendremos que referirnos también a su producción poética y epigramática.
Me despido con los últimos versos de Els Microbios. En ellos Millás juega con la costumbre de pedir aplausos al publico "palmaetes" con el acto cómico de matar los microbios con la mano:
"Esperant una miqueta,
que tant l'autor com els novios
volen una palmaeta
pa acabar en los microbios
qu'han quedat en la escaleta."
NOTAS
(1) Escenas
de un burgués en la Valencia del Ochocientos, Jaime Millás, Sargantana, 2017.
p.29.
(2) Siendo Prudencio, Nicomedes, Pepeta y Tomasico tipos tomados de sus primeros sainetes.
3) Así lo vemos en el número 200 de El Litoral, Semanario Científico-Literario y de intereses materiales. Semanario colaborativo en el que podían participar todos los subscriptores. Ese día, domingo 9 de noviembre de 1884, se representó en el Teatro junto a la zarzuela “Sensitiva”. La vitalidad del teatro en valenciano queda patente por el anuncio, en el mismo diario, de que la propia imprenta que lo editaba estaba ultimando la impresión de El Tesor dels Chermanells, de Antonio Roig y Civera quien había sido redactor de dicho periódico.
(4) El Constitucional Dinástico, típico periódico de partido, en su número 5036 de 3 de marzo de 1885 daba, en la sección de gacetillas, la noticia de su representación en el Teatro Español, junto con otra obra del autor, Retratos al viu:
(4) El Constitucional Dinástico, típico periódico de partido, en su número 5036 de 3 de marzo de 1885 daba, en la sección de gacetillas, la noticia de su representación en el Teatro Español, junto con otra obra del autor, Retratos al viu:
“Con la comedia cómica en dos actos, Con la música a otra parte, Els microbios y Retratos al viu, inauguró el sábado la segunda temporada cómica la compañía que bajo la dirección de los Sres. Esteve y Llorens actúa en este coliseo.Por indisposición del Sr. Esteve se encargó del desempeño de los papeles confiados á este apreciable actor el señor llorens, el cual fué muy aplaudido como también los demás actores que tomaron parte en esta función.El público salió completamente satisfecho y creemos que la empresa ha de obtener buenos resultados.Al Sr. Esteve le deseamos cuanto antes un completo restablecimiento.”
(5) El Serpis, Alcoy, domingo 13 de diciembre de 1885, anunciaba una función para ese día en el Teatro Principal de la localidad, en la que estaba programada “La aplaudida pieza en un acto, Els Microbios”
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